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Blog científico - Turismo Villanúa

Divulgación científica

Geología de la cueva

La Cueva de las Güixas es una cueva turística, es decir, está habilitada para la visita recreativa, siendo su recorrido accesible a la gran mayoría de las personas. La adaptación para el turismo también supone una oportunidad para poder acercarnos a este medio, contemplar la belleza de su paisaje subterráneo, aprender a valorarlo y cuidarlo.

Se trata de una cueva de disolución, ahondada por el agua en la roca caliza a los pies de la cara suroeste del pico Collarada. La cueva tiene unas características geológicas interesantes y una dinámica interna particular que hacen que su estudio presente un interés considerable.

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Un poco de geología del entorno

Situada en la zona centroccidental del Pirineo aragonés, la montaña de Collarada forma parte del dominio geológico de las Sierras Interiores, el cual se corresponde con una elevada y escarpada alineación montañosa de dirección pirenaica, aproximadamente NO-SE.

Las Sierras Interiores están formadas por el apilamiento de rocas fundamentalmente carbonatadas del Cretácico Superior y del Paleoceno – Eoceno. Este apilamiento se produjo por la compresión tectónica ocurrida durante la orogenia alpina, un proceso de formación de montañas que comenzó hace aproximadamente 60 millones de años y se desarrolló al inicio de la era cenozoica. El origen del proceso compresivo fue el movimiento convergente de las placas ibérica y europea, que al acercarse y chocar conformaron la cordillera de los Pirineos.

El efecto de la compresión puede ser bien observado en Collarada a modo de grandes pliegues y cabalgamientos (Sistema de cabalgamientos de Larra), es decir, estructuras que deforman y apilan rocas. Se reconocen tres láminas de cabalgamiento, cada una de las cuales engloba dos unidades estratigráficas denominadas: areniscas de Marboré del Cretácico Superior y calizas paleocenas del Paleoceno-Eoceno (ver Fig. 1). Hacia el sur la serie se va verticalizando hasta el contacto con el Flysh eoceno, que supone el límite de las Sierras Interiores.

Figura 1. Corte geológico del macizo de Collarada. Modificado de Ríos et al. (1987).

En los últimos cientos de miles de años, al final de las últimas glaciaciones cuaternarias, el agua comenzó un lento trabajo de disolución de las rocas que conforman las Sierras Interiores. Este efecto lo observamos tanto en el exterior, donde el agua ha dejado formas de disolución en la roca caliza (modelado exokárstico), como en el interior, donde el agua de infiltración ha generado decenas de kilómetros de galerías subterráneas (modelado endokárstico), entre ellas la cueva de las Güixas. Las direcciones preferentes de flujo y disolución del agua en el interior de la montaña están determinadas por las orientaciones de las fracturas, fallas y estructuras tectónicas.

Las rocas que encontramos en la cueva de las Güixas

La Cueva de las Güixas se desarrolla en el contacto entre las calizas con nódulos de sílex y las brechas calcáreas, unidades pertenecientes a la base de la Megacapa de Villanúa (Cuisiense superior, Eoceno) que se apoya discordante sobre las calizas paleocenas (Paleoceno-Eoceno) (ver fig. 1). El contacto entre estas dos unidades ha favorecido una mayor circulación de agua y una disolución más intensa de las calizas con nódulos de sílex, dando lugar a la formación de la cueva de las Güixas.

Figura 2: Cartografía de los materiales que aparecen en la cueva de las Güixas. Topografía modificada de Bengoetxea et al., 1994.

Brechas calcáreas: se localizan en la parte superior y forman el techo de las galerías más elevadas de la cavidad. Estas megabrechas están compuestas por clastos o bloques de calizas y margas de dimensiones muy variables provenientes de otras unidades, entre los que pueden reconocerse calizas arenosas, calizas con nódulos de sílex y calizas con Alveolinas y Nummulites.

Aspecto que presentan las brechas en el interior de la cueva .
Aspecto que presentan las brechas en el campo.

Calizas con nódulos de sílex: aparecen en la parte inferior, en ellas está labrada la mayor parte de la cueva. Las calizas de color gris contienen foraminíferos y bioclastos, destacando grandes nódulos de sílex de tonos oscuros.

Aspecto que presentan las calizas con nódulos de sílex en el interior de la cueva
Aspecto que presentan las calizas con nódulos de sílex en el campo.

Morfología de la cueva

La cueva tiene 1100 m de recorrido y 67 m de desnivel y su forma alargada y dirección WSW-ENE está controlada por la estructura, la estratificación y la fractura de la roca. Las cuatro aberturas al exterior presentes en las partes altas de la cueva facilitan la circulación unidireccional de aire. Internamente se puede dividir en tres niveles de galerías, uno inferior, uno intermedio y uno superior

Por el nivel inferior circula un río subterráneo que drena al río Aragón constituyendo una importante surgencia. A través de un sistema de sifones este nivel comunica con el resto del sistema endokárstico de Collarada de donde procede el agua.

El nivel intermedio corresponde a la zona habilitada para el turismo y su parte baja está ocupada por un cauce por el que circula un curso de agua torrencial esporádicamente, alimentado desde el nivel inferior.

El nivel superior se sitúa a 15 metros sobre el nivel intermedio y está formado por dos galerías fósiles, con salida al exterior. Estas galerías son las de mayor recorrido y temperatura más elevada, lo que ha facilitado asentamientos humanos en época histórica y prehistórica. En la actualidad estas galerías del nivel superior constituyen un hábitat excepcional para varias especies de murciélagos.

Dinámica de la cueva de las Güixas

El agua infiltrada en las partes altas del sistema de Collarada circula en sentido descendente por el interior de la montaña hasta las fuentes del fondo del valle que drenan al rio Aragón. La cueva de las Güixas constituye una de las principales fuentes de este sistema, con un curso de agua permanente en su nivel inferior. En episodios de lluvias intensas o tras el deshielo el agua rebosa por el nivel medio de la cueva, inundando la zona habilitada para el turismo.

El agua ascendiendo desde el nivel inferior por el sifón.
Máxima inundación y altura del agua en el nivel medio.
Sala del sifón inundada en un momento de alto nivel de agua.
Flujo de agua en la parte baja de la sala de la Catedral en una avenida.

El agua sigue su camino hacia la parte más baja de la galería donde debido a la mayor pendiente coge más velocidad y finalmente se pierde en un estrecho conducto a través del cual desaloja el agua en el barranco de Villanúa.

Inundación en la cueva de las Güixas

Bibliografía:

Giménez, R. y Ezquerro, L. 2016. Aspectos geológicos y morfológicos de la Cueva de las Güixas (Villanúa, Huesca). VI Congreso español sobre cuevas turísticas, 205-216.

Giménez, R., Bartolomé, M., Ezquerro, L., Moreno, A., Sancho, C. 2018. Primeros resultados de la monitorización ambiental en la Cueva de las Güixas (Villanúa, Pirineo central). VII Congreso español sobre cuevas turísticas.

La roca, el agua, el tiempo… formación de la cueva y los espeleotemas

La Cueva de las Güixas es un sistema vivo, el agua circula por ella favoreciendo la disolución de la roca caliza, la formación y el crecimiento de diferentes precipitados  minerales llamados espeleotemas. Lentamente estos procesos modelan el interior de la cueva y hacen que vaya cambiando con el paso del tiempo.

El agua de lluvia antes de penetrar en la roca atraviesa el suelo, en el que la actividad de plantas y su descomposición liberan CO2. Este CO2 se mezcla con el agua formando ácido carbónico (H2CO3), de forma que al infiltrarse es capaz de disolver los minerales solubles como la calcita (CaCO3) que forma mayoritariamente las calizas, agrandando poros y fracturas hasta dar lugar a las cuevas.

La reacción en la que el agua se combina con el CO2 para formar el ácido carbónico es:

H2O + CO2  → H2CO3

La reacción de disolución de la calcita en presencia del ácido carbónico.

H2CO3 + CaCO3 → 2HCO3 + Ca2+

Los espeleotemas que se forman en las cuevas se generan cuando el agua de infiltración está muy saturada en CaCO3 disuelto y el proceso de disolución se invierte. Al entrar las aguas en la cueva, pierden parte del CO2 para equilibrarse con el aire de la cavidad, cuyo contenido en CO2 es mucho menor. La pérdida del CO2 en forma de gas da lugar a la sobresaturación de carbonato en el agua, y por tato, se produce la precipitación de CaCO3 en forma de calcita. La lenta formación de sucesivas capas de calcita da lugar a la formación de los espeleotemas.

La reacción de precipitación de la calcita:

2HCO3–  + Ca2+  → CaCO3  + H2O + CO2

En la cueva hay muchos tipos distintos de espeleotemas: estalactitas, estalagmitas, columnas, banderas, coladas, gours… La morfología de los espeleotemas depende fundamentalmente de la superficie por la que corre el agua y también del aire que circula por el interior de la cueva. Los espeleotemas aparecen en mayor cantidad en las zonas más protegidas de las inundaciones de la cueva, y su distribución está condicionada por la estructura de la roca y la cantidad de agua disponible. Se forman a favor de fracturas y planos de estratificación de la roca, a través de los cuales el agua fluye más fácilmente y puede dar lugar a espeleotemas de mayor tamaño.

La Cueva de las Güixas: un laboratorio natural para la investigación

Utilizar la cueva como si de un laboratorio natural se tratase es la base de un proyecto de investigación científica desarrollado en colaboración con el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) desde julio de 2017. El proyecto se inicia para desentrañar la gran cantidad de información sobre el pasado que la cueva esconde en sus rocas y formas, y que debe permitir interpretar su historia.

Para ello la primera labor fue la monitorización de la cueva para conocer las condiciones ambientales y la dinámica actual del interior.

Monitorización de la cueva

Se trata de realizar un seguimiento instrumental de las variables ambientales, a través de sensores y aparatos de medida, tanto en el exterior como en el interior de la cueva. En el exterior se realiza un seguimiento sobre la cantidad de lluvia que cae sobre la cueva. En el interior se muestrea el agua que se infiltra en la cavidad a través del goteo y el carbonato que precipita, y se registran las condiciones ambientales de temperatura, humedad y concentración de CO2. Además, se ha monitorizado también el curso de agua subterráneo del nivel inferior para controlar las variaciones de caudal del mismo en relación con los eventos de precipitación/deshielo/estiaje.

Analizando la composición isotópica de las aguas se puede conocer como la señal ambiental actual se transfiere desde la lluvia hasta los goteos, y vemos como queda reflejada en la composición del carbonato analizando los elementos traza (elementos químicos en baja concentración) del agua de goteo. De esta manera se puede controlar la variación entre estaciones más secas o más lluviosas, y establecer la relación entre el clima y la composición del carbonato que precipita en el interior de la cueva.

Por otro lado se presta especial atención a los espeleotemas, especialmente a las estalagmitas, que a lo largo de su crecimiento han ido registrando las condiciones climáticas en las distintas épocas y ahora son como un registro a modo de “caja negra” que preserva la información del pasado. La señal climática registrada esta controlada por las condiciones ambientales de la cavidad, por la cantidad de lluvia que cae sobre la cueva y la temperatura exterior. Es por esto que para poder interpretar correctamente este registro climático del pasado es fundamental comparar con la información proporcionada por el seguimiento instrumental de la cavidad.

En los últimos 2,5 millones de años, a lo largo del Cuaternario, una alternancia de fases frías (glaciares) y cálidas (interglaciares) con temperaturas y disponibilidad hídrica muy diferentes han plasmado su impronta en el Pirineo. Los registros obtenidos en esta monitorización podrán ser de utilidad para integrarlos en estudios climáticos de mayor rango que pretenden determinar cómo ha cambiado el clima en la zona pirenaica. Todo ello persigue valorar a qué nos enfrentamos en el contexto del cambio global actual.

La información obtenida también será clave para comprender el origen, evolución y el presente estado de la cueva. Conocer las condiciones ambientales actuales nos ayudará a determinar cómo afecta la presencia de visitas turísticas para poder aplicar este conocimiento al modelo de gestión y garantizar la conservación de este recurso natural tan valioso.

Fauna cavernícola

Murciélagos

Los murciélagos son animales amantes de las cavidades debido a sus necesidades de vivir en ambientes húmedos y oscuros. A menudo se encuentran en el medio cavernícola aunque también pueden ocupar otros medios no subterráneos que tengan esas características. Son mamíferos un tanto peculiares ya que constituyen una línea evolutiva independiente, los quirópteros (del griego quiro, mano, y teros, ala), que han transformado las extremidades anteriores en alas siendo los únicos mamíferos que pueden volar. ¡Hace 50 millones de años ya poseían la forma en la que podemos observarlos ahora!

En la Cueva de las Güixas encontramos distintas especies de murciélagos conviviendo, todas ellas de alimentación insectívora. Se han encontrado nueve especies diferentes de murciélagos. Algunos utilizan la cueva como lugar de cría, pueden utilizarla también para invernar o como refugio de paso durante una época concreta del año. El número de individuos de cada especie pueden variar de año en año, pero hay colonias importantes tanto en verano como en invierno.

El murciélago grande de herradura y el murciélago mediterráneo de herradura son los habitantes fijos de la cueva, hibernando en los meses más fríos, durante los cuales bajan su temperatura corporal y entran en un estado de letargo hasta la primavera. Las hembras se juntan en primavera/verano para dar a luz a una sola cría y tras un periodo de cuatro a cinco semanas las crías empiezan a volar y se inician en la caza. Por otra parte, el murciélago de oreja partida y el murciélago de cueva son pobladores estacionales de la misma, empleando la cueva solo para la reproducción y la cría, y migrando en los meses invernales. Además, durante los meses fríos, el murciélago pequeño de herradura acude a la cueva para hibernar.

Los murciélagos de la Cueva de las Güixas

Murciélagos de herradura (de la familia Rhinolophidae): Se cuelgan de las patas colgando libremente y se envuelven con la membrana alar durante el descanso. Su característica principal es la transformación de la nariz para emitir ultrasonidos, con una forma de herradura en torno a ella, que les sirve a modo de antena parabólica para dirigir el sonido.

Murciélago mediterráneo de herradura.
Murciélago grande de herradura.
Murciélago pequeño de herradura.

Murciélagos de oreja de ratón (de la familia Vespertilionidae):En estado de reposo las alas quedan plegadas a ambos lados del cuerpo y frecuentemente se sujetan con las patas y el dedo pulgar de las alas, quedando su cuerpo en contacto con el substrato donde reposan. Tienen ojos pequeños y hocico chato.

Murciélago grande de herradura.

La observación de murciélagos en la cueva de las Güixas se lleva realizando desde el año 1914, cuando se encontró una importante concentración de murciélago grande de herradura y de Myotis sp.indeterminada. A mediados de los años 60 se hablaba de una colonia estival del murciélago grande de herradura, murciélago mediterráneo de herradura y murciélago de oreja partida. Los censos invernales realizados por el biólogo Kees Woutersen desde 1985 hasta 2007 confirman la presencia regular de estas especies de murciélagos, además de la presencia del murciélago pequeño de herradura.

En los últimos años se ha observado un ligero aumento del número de murciélagos invernantes. Sobre la tendencia de la colonia de cría no hay muchos datos, debido a la falta de visitas que se evitan para no molestar a las madres y las crías pero se piensa que es estable. Otros murciélagos con presencia incidental en la cueva son el murciélago ratonero grande, el murciélago ratonero gris, el murciélago de borde claro, el murciélago de bosque y el murciélago orejudo gris.

EspecieColonia de críaInvernantesRefugio transitorio
Murciélago grande de herraduraMáximo observado: 200 adultos y críasEntre 2 y 73 individuos. 
Murciélago pequeño de herradura Entre 0 y 24 individuos.2-3 individuos.
Murciélago mediterráneo de herraduraMáximo observado: 80 adultos y crías.Entre 1 y 189 individuos.1-12 individuos
Murciélago ratonero de herraduraEntre 0 y 80 adultos y crías. Marzo – octubre
Murciélago de cueva  Máximo observado: 93 individuos.

*Censos realizados entre 1985 y 2007 por Kees Woutersen.

La cueva de Las Güixas es de vital importancia para la conservación de todas estas especies que la utilizan como refugio, especialmente por el gran número de especies amenazadas que habitan en ella.  Por ello, fue propuesta como Lugar de Interés Comunitario (LIC) para formar parte de la red Natura 2000, la red de espacios protegidos de la Comunidad Europea, en la cual fue integrada en 2010. Para tal fin, el Gobierno de Aragón encargó un informe, recogido en Benzal (2000). Para Benzal, la colonia de murciélagos de las Güixas era única y la más importante conocida en la Región Alpina de la Península Ibérica, lo que puso ya de manifiesto en trabajos anteriores. Las medidas adoptadas tras esta figura de protección limitaron el uso de sus salas superiores, restringiendo el acceso de las visitas a las zonas más elevadas. 

Bibliografía: Woutersen, K. y Bafaluy, J.J. 2001. Murciélagos del Alto Aragón. Kees Woutersen Publicaciones, Huesca, 144pp.

Troglobios

Los troglobios (del griego trogle, agujero, bios, vida) son organismos exclusivos del medio cavernícola y suelen tener adaptaciones morfológicas especiales para vivir en este medio.

Pequeños artrópodos en la cueva de  Güixas: diferentes especies de miriápodos (izquierda y centro) y crustáceos del orden Isopoda (a la derecha).

La cueva y el ser humano

Desde tiempos inmemoriales la cueva ha sido utilizada por el ser humano como refugio y como lugar ritual. Dicen que la cueva de las Güixas ha sido siempre conocida, ya que se encuentra en una zona de paso histórica a pie de camino de Santiago y antiguo Summo Porto (Somport) romano, de ahí su apodo de “la cueva vieja”. Su ocupación durante distintos periodos desde el eneolítico hasta época romana, aproximadamente 3000 a.C. hasta s.IV d.C., se demuestra a partir de los restos arqueológicos recuperados de su interior. La existencia de manuscritos y leyendas cuentan que las brujas utilizaban la cueva como lugar de reunión y celebración de akelarres desde el s.XV al XVIII, aunque no se han encontrado restos de los mismos. Posteriormente, durante los siglos XIX y XX, la cueva ha servido de refugio y prisión en diferentes guerras, quedando en sus paredes grabados de estos periodos.

Las primeras investigaciones arqueológicas fueron registradas en Lorenzo (1992) confirmaron la existencia de un asentamiento superficial de época romana tardía, y bajo el mismo, niveles de bronce medio. El hallazgo de restos humanos y fragmentos de cerámicas hizo proponer que se trataba de una cueva sepulcral colectiva probablemente desde el eneolítico a la edad de Bronce.

Posteriormente, entre el año 2000 y 2004, la empresa Sargantana llevó a cabo varios campos de trabajo para la adecuación de una de las entradas de la cueva en los cuales se procedió a la excavación y extracción de material arqueológico. Se recuperaron puntas de sílex, elementos de adorno personal, fragmentos de cerámicas, un fragmento de molino de cereal, una moneda de oro romana, junto con restos paleontológicos pertenecientes a huesos largos y dientes de macromamíferos. Estos materiales confirmaron una ocupación en momentos medios y finales de la Edad de Bronce (al que se adscriben los restos cerámicos) y en época tardorromana (moneda de oro del s.IV d.C acuñada en Milán), sin descartar otras ocupaciones anteriores, quizás en el eneolítico.

Sólido de Arcadio. Moneda acuñada en Mediolanum (Milán) en el s.IV d.C.

Bibliografía:
Lorenzo, J.I. 1992. Excavación en la cueva sepulcral de las Güixas de Villanúa. (Huesca). AAR 1990, 359-362.
Sevilla, S. 2004. Arqueología en la Cueva de las Güixas (Villanúa). Colección Territorio, 12, 59-60.

La cueva turística

Su historia como cueva turística se remonta a 1927, cuando por iniciativa del SIPA (Sindicato de Iniciativa y Propaganda de Aragón) se pone en marcha una primera habilitación del interior de la cueva para facilitar el acceso de las visitas. Sobre la roca se tallaron las escaleras de entrada y se habilitaron recorridos para poder acceder a las distintas galerías. Dos años más tarde el Patronato de Turismo concedió una subvención de 5000 pesetas para iluminar el interior y se realizaron las primeras visitas. En la revista Aragón publicada por el SIPA se relata la expectación de los primeros visitantes agolpándose a la entrada de la cueva el día de la inauguración el 21 de abril de 1929.

En 1936, las cuevas se cerraron al público debido a la Guerra Civil, y la instalación eléctrica fue desmontada y trasladada a Biescas, dónde se utilizó en el frente. Tras la guerra la cueva fue utilizada como calabozo de presos del régimen, los denominados “Batallones de Castigo” que realizaban trabajos de construcción de los bunkers y pasadizos que conforman la línea P (línea defensiva de los Pirineos) en los pasos fronterizos. Del 1945 a 1986 se volvieron a abrir al público pero esta vez sin iluminación, lo que obligó a cerrarlas nuevamente por el peligro que conllevaba realizar las visitas en esas condiciones.

Imágenes tomadas de la revista Aragón nº44 publicada por el SIPA en mayo de 1929. Fotos de Las Heras.

En 1994 se reequipa el camino en el interior de la cueva y se vuelve a iluminar, comenzando en 1996 una nueva fase de explotación y desarrollo turístico de la cueva a cargo de la empresa Sargantana. En 2009 se construye el Centro de Interpretación Subterránea, un importante centro de recepción para los visitantes donde se ofrece de manera interactiva información de la cueva. En 2011 el Ayuntamiento de Villanúa asume la gestión de la cueva a través de la empresa municipal Turismo Villanúa. Dos años después se realiza una renovación de la iluminación y se incorporan elementos de seguridad: barandillas, luces de emergencia y alarmas de inundación. El aumento de las visitas en los últimos años es destacable incrementándose hasta los 28.000 visitantes anuales.

Los espeleólogos

Durante las últimas décadas grupos de espeleólogos tanto españoles como franceses han realizado numerosas exploraciones en las cavidades del macizo de Collarada, incluyendo la cueva de las Güixas.

1878. GSCA, GSPV. Cueva de las Güixas.

1914. R. Jeannel. Cueva Buchaquera.

1949. N Llopis. Cueva de las Güixas.

1959-1963. GSCA, GEG. Cueva de las Güixas.

1964-1965. GSCA, GSPV. Cueva del Rebeco.

1964-1965. FERES. Sifones de la Cueva de la Güixas.

1967. FERES. Cueva del Camino.

1968. GEB. Cueva de las Güixas y del Rebeco.

1969-1971. CLRS. Trou Soufleur y Aven Pedrito.

1973-1976. GSPV. Cueva Buchaquera y Aven Pedrito.

1975-1978. GIE. Cueva Buchaquera.

1980-1983. CLRS. Aven de Marañán.

1988. GSR. Aven de Marañán.

1988-1992. GERS, Sima de los Campanales.

Entre 1969 y 1974 la exploración de la Cueva de las Güixas fue el proyecto principal del GESA (Grupo de Exploraciones Subterráneas de Aragón). Destacan los trabajos que desarrollaron en las galerías superiores donde realizaron una topografía, estudios sedimentológicos, un estudio de las especies de murciélagos y prospecciones arqueológicas.

Durante estas exploraciones, en abril de 1972 se produjo un desgraciado accidente en la zona del sifón donde dos jóvenes espeleólogos franceses, Jean Pierre Vilmint y Serge Viaud, se encontraban explorando. Ambos pasaron con éxito el primer sifón pero a su regreso les sorprendió una repentina subida de caudal y quedaron atrapados. Consiguieron retroceder pero Viaud perdió la escafandra en el sifón y necesitó ser reanimado por su compañero. Vilmint intentó después regresar buceando el sifón para recuperar la escafandra e intentar pedir ayuda pero no lo consiguió, falleció en el intento. Serge Viaud se quedó solo hasta que 54 horas después fue rescatado por un grupo de espeleólogos de la federación catalana. Numerosos medios de la época se hacían eco de la noticia y recogen el seguimiento de este largo y complicado rescate. A día de hoy, este primer sifón lleva el nombre de “sifón de Jean Pierre Vilmint”.

Rescate en las Cuevas de Villanúa (1972). Imágenes tomadas Espeleobloc. Licencia de Crative Commons.

En 1994 el GERS (Grup d’Exploracions i Recerques Subterrànies) realiza una nueva cartografía de la cavidad y explora los sifones de la cueva, tras superar el segundo sifón continuaron hasta localizar otros tres. Actualmente la cueva sigue siendo reclamo para los espeleólogos que realizan exploraciones de manera continua.

Bibliografía: Bengoetxea, A., García, D., García, J.Mª. e Yzaguirre, I. 1994. Exploraciones del G.E.R.S. en el Macizo de la Collarada (Huesca). Subterránea 2, 66, 8-14.

blog de divulgación

En el año 2017 se inicia en la Cueva de las Güixas un proyecto de divulgación científica para acercar al público en general las investigaciones científico-técnicas desarrolladas en la cavidad. Este proyecto de investigación y divulgación surge de la colaboración entre la geóloga de la cueva Reyes Giménez Portero con otros investigadores y organismos de producción científica. 

Agradecimientos
Miguel Bartolomé Úcar, geólogo del Instituto Pirenaico de Ecología. 
Lope Ezquerro Ruíz, geólogo de la Universidad de Zaragoza.
Kess Woutersen, biólogo estudioso de los murciélagos del Alto Aragón.

Puedes conocer y saber más sobre a geología del Pirineo en la web del IPE-CSIC.

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