En el entorno de Villanúa aparecen las aguas manando de varias fuentes hacia el río Aragón. Recogen el agua de las montañas. ¿Pero, qué recorrido hacen por su interior? Las montañas de los alrededores guardan varias cuevas, muchas galerías por donde circula el agua. Al caminar por este entorno nos preguntamos, ¿qué hay bajo nuestros pies?
Son preguntas que desde hace tiempo nos llevan a investigar. El trabajo de exploración que constantemente y desde hace años realizan los espeleólogos les lleva a progresar por las cavidades descubriendo cómo es el sistema kárstico que se desarrolla en el interior de estas montañas. ¿Y cuando el paso se acaba para el ser humano, cómo seguir la pista de las aguas que se infiltran perdiéndose por pequeñas oquedades?
Una técnica utilizada en geología para seguir la pista a las aguas que desaparecen bajo tierra es el empleo de trazadores. Se trata de añadir al agua subterránea una sustancia que permita identificar su movimiento. Es común el empleo de colorantes como trazador artificial que permite identificar las aguas en un lugar distinto al que se han perdido de vista. Estos ensayos se realizan para saber cómo funciona la dinámica hidrológica subterránea, observar el desplazamiento del agua en el subsuelo con el objetivo de conocer sus trayectorias y la relación entre diferentes sumideros (entradas de agua en el sistema) y diferentes surgencias (salidas de agua). En la práctica se trata de añadir un colorante al agua en las cercanías de un sumidero en una cantidad suficiente para poder detectarlo en las surgencias.
Los ensayos con trazadores ya se han realizado en zonas cercanas a Villanúa. En 1991 miembros del GERS realizaron una tinción en la cueva de la Buchaquera mostrando que estaba conectada hidrológicamente con la cueva del Rebeco y algunas de las surgencias de la margen izquierda del Aragón, sin poder relacionarla con la cueva de las Güixas. En 1994 el CEA realizó una tinción probando la conexión de las aguas del Sistema Lecherines con la cueva de Esjamundo y las surgencias de la margen derecha del río Aragón.
En la actualidad se va desarrollar un ensayo con tinción de aguas en las inmediaciones de la cueva de las Güixas con el objetivo de encontrar la relación entre una surgencia generada durante las inundaciones de 2012 y las surgencias conocidas en la margen izquierda del río Aragón. El colorante empleado es inocuo para nuestra salud y el medio ambiente.
La riada extraordinaria ocurrida en 2012 debido a las precipitaciones que tuvieron lugar en la cabecera del río Aragón, hizo que en las cuevas que suelen entrar en carga (Cueva de las Güixas, Sima del Rebeco…) el agua alcanzara niveles muy superiores a lo habitual, llegando a recorrer y rebosar galerías situadas a mayor altura por las que ya no circula agua en la actualidad (galerías fósiles). El aumento del nivel de agua y de la presión llegó a generar la apertura de una nueva surgencia no conocida, seguramente conectada con antiguas galerías fósiles, inactivas en la actualidad y rellenas en parte de sedimento, de las que se desconoce su conexión.
Los resultados de estos ensayos podrán despejar conocimiento sobre estas conexiones con las cuevas ya conocidas y además servirán a otros objetos de investigación en la Cueva de las Güixas, como es el que persigue conocer la respuesta actual del sistema ante las precipitaciones y estudiar la frecuencia de las avenidas por eventos torrenciales extremos en el pasado.
por Reyes Giménez
Foto portada: Sergio Laburu