Oihana Zubillaga en categoría femenina, Oier Ibergallartu en masculina y Carlota Losfablos y Nenad Stokic en parejas mixta lograron la victoria en la tercera edición de El Muro, la espectacular carrera de obstáculos que se celebró en la mañana de este sábado en el barranco del Lierde de Villanúa bajo un intenso calor. Cerca de cien corredores tomaron la salida, lo que supone un récord de inscripción, y se enfrentaron a un circuito que este año incorporó nuevas dificultadas como el tramo final, que discurrió durante unos metros por el cauce del barranco de los Borgazos. Se celebró también por segundo año consecutivo la prueba infantil.
El sofocante calor del día de San Lorenzo fue uno de los principales obstáculos al que tuvieron que enfrentarse los cerca de cien corredores que tomaron la salida este sábado en la tercera edición de El Muro, una prueba que en muy poco tiempo ha adquirido una enorme popularidad y predicamento. María Bejar, la concejal de Medioambiente del Ayuntamiento de Villanúa, había explicado en las horas previas que los ingenieros que diseñaron a principios de los años 80 del pasado siglo la canalización del barranco del Lierde nunca imaginaron que algún día sería utilizada como escenario de una competición deportiva. Y lo cierto es que esas 26 gradas, que fueron construidas para contener el ímpetu de las aguas y el sedimento, tuvieron este sábado el aspecto de un imponente coliseo de piedra dispuesto para grandes gestas atléticas.
Porque lo que tuvieron enfrente los corredores fue una sucesión de obstáculos y desafíos que solo pudieron superar con fuerza, destreza, paciencia, inteligencia y también algunas pequeñas dosis de fortuna. El Muro no es solo una insólita carrera en la que el atleta se enfrenta a una cartografía de problemas, es también un espectáculo total para los espectadores, que pueden seguir prácticamente en su integridad el desarrollo de la prueba. Y es en esa grandiosa y lineal sucesión de muros de piedra, que parecen interminables, donde la admiración del público por el sacrificio de los deportistas adquiere tintes épicos. Porque estos parecen empequeñecerse en la inmensidad de la obra hidrográfica.
Lo resumió muy bien el ganador en categoría masculina, Oier Ibergallartu, que con un tiempo de 10:14, no dio opciones en la final a sus rivales más inmediatos después de un vertiginoso descenso desde el último muro del barranco. “Ha sido muy duro. Y lo ha sido desde el principio con el paso por la pista de arena y mover los neumáticos de los tractores. Esa primera parte cansa muchísimo y ya sales tocado. La clave era salir con un ritmo tranquilo porque las 26 gradas del barranco son muy duras y terminas agotado. Los últimos peldaños son durísimos y el tramo final en el cauce del río ha sido terrible”, señaló al llegar a la meta. Le sacó 26 segundos al segundo clasificado, Antonio Beltrán, y 33 segundo al tercero, Manuel Caamaño. Los tres, junto al corredor local Ignacio Ayora, ganador de la primera edición de El Muro en 2022, protagonizaron un apasionante y agónico duelo en la ascensión por el barranco. Ayora, que iba primero, se desfondó a mitad de ascenso e Ibergallartu aprovechó su punta de velocidad en el descenso para sacar una distancia que fue definitiva. Ni el porteo de troncos, ni el tramo final por el cauce del barranco de los Borgazos, que para muchos corredores fue un suplicio, lograron que su ventaja menguara.
La carrera tuvo una primera fase clasificatoria en las tres categorías: masculina, femenina y parejas mixtas. Los cinco mejores tiempos de cada una de ellas se clasificaban para la final. En categoría femenina la corredora vasca Oihana Zubillaga, que venía de ganar la novena edición de la carrera Tolosaldeko Hiru Tontorrak, la popular maratón de montaña de Tolosa, supo administrar bien las energías y los tiempos y, sobre todo, hacer valer su experiencia en las carreras de montaña, donde la técnica y el fondo físico son fundamentales. Se distanció de su inmediata rival, la ganadora de las dos primeras ediciones de El Muro, Marta Millaruelo, nada más comenzar la ascensión al barranco, y ya no perdió la ventaja. Hizo un tiempo de 13:05, 25 segundos menos que la corredora del OCR Aragón. La tercera clasificada fue Leyre Ledo, con un tiempo de 14:29.
En la línea de meta la exultante ganadora señaló que la prueba había sido “corta e intensa para mí. Era la primera vez que estaba aquí y me ha encantado. He mantenido un ritmo constante, yo soy corredora de montaña y me he dicho que la única manera de avanzar y marcar distancias era corriendo y siendo más ágil que las demás escalando las gradas del barranco”.
El circuito tenía dos duros obstáculos nada más salir: los corredores debían atravesar arrastrándose (por debajo de unos cables electrificados) la pista de vóley playa y después mover unas grandes y pesadas ruedas de tractor. Superados esos primeros ejercicios de fuerza y destreza, enfilaban a través de unos túneles el barranco de El Lierde con sus 26 gradas, las dos últimas las más duras y exigentes. Muchos corredores necesitaron las sogas colocadas para facilitar su ascenso. Al transitar por debajo del puente por el que pasa la carretera N-330, los corredores tuvieron que hacerlo agarrados a unas cuerdas sin posibilidad de pisar el suelo. En el rápido descenso portaron en un tramo unos pesados troncos de madera, recorrieron unos metros dentro del cauce del barranco de los Borgazos y apenas dos metros antes de cruzar la meta, superaron unas grandes pacas de paja en forma de elevados escalones.
Otra de las novedades de esta edición fue la creación de una categoría de parejas mixta, que contó con un importante número de participantes. Ganaron Carlota Losfablos y Nenad Stokic con un tiempo de 15:29, seguidos por Javier Alins y Marina Bretos, con 15:57, y Elisabeth Alquezar y Carlos Osan con un crono de 16:24. Carlota Losfablos señalaba exhausta en la línea de meta que “ha sido horroroso, pero es verdad que he tenido una pareja que me ha ayudado en todos los muros. Son pocos minutos, pero demasiado intensos. Los muros son lo peor porque vas subiendo uno tras otro, pero ves que todavía te quedan un montón y eso te va minando la moral y ves cómo te va faltando el aire para seguir. Los últimos son los peores, pero puedes recuperar bajando”.
PRÓXIMA COMPETICIONES
El 17 de agosto llegará una de las clásicas del verano en el Pirineo aragonés, la popular Subida a la Fuente del Paco, una carrera de montaña sobre un circuito 60% pista de tierra, 22% de senda y 18% asfalto, que este año celebrará la 20ª edición. El 24 de agosto se celebrará en el circuito de Pump Track de Villanúa, uno de los que reúne mejores condiciones de todo Aragón, una prueba de la Copa de Aragón de esta disciplina, que es una de las que ha experimentado mayor progresión de cuantas se agrupan en la federación de ciclismo.