Toc, toc. Llama la primavera a la puerta. Sale la primera flor en la entrada de la Cueva de las Güixas. Anunciando puntualmente el principio de la primavera florecen en la puerta de la cueva las primeras hepáticas (Hepatica nobilis). A la sombra de la pared calcárea, suelo que mucho le gusta a esta planta herbácea, se abren flores azuladas, violáceas y blancas. Son las primeras en aparecer, junto con las prímulas, las primaveras.
El nombre de hepática se debe a la forma de las hojas, trilobuladas con base acorazonada, que recuerdan vagamente a la forma del hígado (del griego hepar: hígado). Esta aparente forma y el color purpúreo que aparece en el envés de las hojas hicieron relacionar su apariencia con su uso para tratar enfermedades del hígado. Con este fin fue utilizada en medicina popular desde la Edad Media, y es que antiguamente existía la creencia de que las plantas, o algunas partes de ellas (frutos, hojas…), que presentaban formas parecidas a un órgano del cuerpo humano, eran indicadas para tratar enfermedades que afectaban a dicho órgano. Actualmente sabemos que carece de cualquier propiedad para ese uso y que la planta fresca es tóxica, aunque las hojas tengan otras utilidades medicinales que se pueden aprovechar una vez secas para eliminar su toxicidad.
La primavera también se siente en el interior de la cueva donde aletean cientos de murciélagos que desde hace ya unos días han despertado de la hibernación por las altas temperaturas y han retomado su actividad saliendo al exterior al atardecer para comer insectos.
por Reyes Giménez
Imágenes: Reyes Giménez