El género negro ha vuelto a teñir de misterio y reflexión las montañas del Pirineo con la celebración del día grande de VillaNoir, el Encuentro Pirenaico de Género Negro que en su novena edición ha consolidado su papel como cita imprescindible para los amantes del noir rural, y que finaliza este domingo.
Durante toda la jornada del sábado, el Espacio Sarrios acogió un completo programa de presentaciones literarias, charlas temáticas y mesas redondas, con un público entregado que no dejó butaca vacía. El momento culminante llegó con la entrega del IV Premio Villanúa Rural Noir al historietista Jaime Martín por su obra «Un oscuro manto», un cómic que por primera vez se alza con este galardón, marcando un precedente en la historia del certamen.
Un galardón que impulsa al cómic rural
«Un oscuro manto narra» la historia de una trementinaire, una curandera pirenaica del siglo XIX, y se adentra en una trama coral protagonizada por mujeres, entre supersticiones, aislamiento y lucha contra la marginación. Al recoger el premio, Jaime Martín no ocultó su emoción: “este galardón es fundamental porque le da impulso al cómic, un género que nunca ha estado demasiado bien valorado, aunque va posicionándose con el tiempo”, afirmó.
Martín reconoció que se enfrentó a ciertas dudas a la hora de abordar este proyecto: “es una historia complicada. Sabíamos que, comercialmente, no era algo que podía llegar a tanta gente como nos gustaría. Pero al final estoy viendo que tiene mejor acogida de la que imaginaba. He ganado un par de premios, así que es momento de respirar y tranquilizarme: funciona mejor de lo que pensaba”.

El autor recibió el trofeo de manos del director de VillaNoir, Ricardo Bosque, y la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Villanúa, Ana Etxabe, quienes definieron tanto al cómic como al propio premio como dos auténticas “joyas”.
Presentaciones con aroma a misterio y memoria
La jornada arrancó por la mañana con la presentación de dos novelas muy diferentes: «El juego de la muerte», de Xabier Gutiérrez, ambientada en los oscuros secretos de Canfranc durante la II Guerra Mundial, a partir de la creación de dos espacios temporales con incursiones en la Cueva de las Güixas de Villanúa y el Laboratorio Subterráneo de Canfranc. «Limpiezas traumáticas», de Laura Balagué, es una nueva entrega de la saga de la oficial Carmen Arregui y sus compañeros de la brigada de Homicidios de la Ertzaintza.

Ambos autores reflexionaron sobre la construcción de atmósferas narrativas que beben de leyendas, hechos históricos o realidades paralelas, destacando el auge del “true crime” como herramienta narrativa y como fenómeno cultural que cala hondo en la nueva generación de escritores.
Al mediodía, Cristina Hombrados y Javier Marquina conversaron con Jaime Martín, quien explicó el proceso creativo de su obra: primero el guión, luego el dibujo, siempre desde una mirada crítica hacia las estructuras sociales que rodean a sus personajes. Martín confesó ser reo «de una disciplina y un método que en muy pocas ocasiones altero», y que ha mantenido desde su celebrada ópera prima, «Sangre de barrio», publicada en 1989.
De crímenes históricos a brujas literarias: mesas que profundizan
Por la tarde, la mesa redonda «Crímenes de época, época de crímenes», moderada por Rita Piedrafita, reunió a Juan Mari Barasorda, Óscar Sipán y Leticia Crespo. El trío repasó los orígenes del “true crime” en los siglos XVIII y XIX, cuando los folletines basados en sucesos reales captaban la atención de una sociedad fascinada por el morbo, el castigo y el misterio. Sipán, que dirige una exitosa ruta del crimen que se celebra desde hace varios años durante los meses de julio y agosto en Huesca, recordó que en sus investigaciones había contabilizado solo en la provincia oscense más de 2.000 asesinatos entre 1900 y 1936, justo antes del inicio de la Guerra Civil.

La siguiente mesa, «Brujería y narrativa(s)», moderada por Miriam Stolisky, exploró cómo la figura de la bruja ha ido mutando en el imaginario popular a lo largo de los siglos y cómo los propios arquetipos creados en torno a su figura representan el miedo tradicional al otro y a lo desconocido. Participaron Andrea Dumall, coordinadora de la Cueva de las Güixas de Villanúa, el investigador Carlos Garcés Manau y de nuevo Jaime Martín, quienes reflexionaron sobre cómo el mito, la superstición y el poder femenino se entrelazan en historias donde lo oculto y lo marginal cobran protagonismo.

La penúltima sesión, «La banda sonora del crimen», puso el foco en la música como recurso narrativo en las tramas negras. Mari Carmen Sinti, Manuel Castelló y Alberto Valle debatieron sobre cómo el sonido —desde el jazz hasta lo experimental— puede marcar el ritmo de una novela o un cómic, reforzando climas de tensión, nostalgia o peligro. Antes el jazz de un extraordinario trío de músicos creó la atmósfera propicia para la charla de cierre de una jornada que puso de manifiesto, como señaló su director, Ricardo Bosque, que «VillaNoir está definitivamente consolidado con este modelo por el que apostamos desde la primera edición que está basado en la originalidad, el rigor y la diversión».

El noir también es cosa de niños
VillaNoir 2025 finaliza este domingo, a las 12:00 h, con el taller infantil ¿Quién ha matado…?, impartido por Luis Orús, donde los más pequeños podrán introducirse en el mundo de la investigación criminal a través del juego y la imaginación. Una manera lúdica de sembrar para atraer a futuros lectores.