Los Reyes Magos llegaron a Villanúa cuando caía la noche de este viernes, 5 de diciembre. Como es tradición, el descenso de antorchas precedió a Sus Majestades, que aparecieron cargados de regalos y también con una lluvia fina y un intenso frío de invierno que anuncian la llegada de nuevas nevadas. Quizás éste sea uno de los mejores regalos que dejarán en todo el Pirineo tras su marcha.
Cientos de niños y niñas se agolpaban al paso de sus Majestades por el centro de Villanúa camino de la Iglesia de San Esteban, donde se celebró la recepción. El frío y la lluvia no apaciguaron ni el entusiasmo ni las caras de felicidad y asombro. Los pajes repartían dulces mientras los pequeños reclamaban la atención de sus Majestades, que saludaban y respondían a las reclamaciones de su entregado público. Fue así de intenso durante el breve trayecto que les condujo a la iglesia.
El templo se quedó pequeño acoger y atender las peticiones de los pequeños y el primero de los regalos que recibirán durante la mágica noche. Uno de los pajes de los reyes de Oriente era el encargado de leer en voz alta el nombre de cada niño y niña presentes en la iglesia, que por de forma ordenada se dirigían a uno de los reyes para entregarles la carta y recibir su regalo. Fue un momento mágico, cargado de felicidad, expectación y sorpresa.
Los Magos de Oriente trabajan ahora duro para llegar a cada casa de Villanúa durante la noche y dejar todos los regalos, porque sabemos que todos los niños y niñas de Villanúa han sido muy buenos este año. Y se lo merecen.